Tratamientos previos
El momento del diagnóstico de cáncer es uno de los más duros en la vida de una persona. Posiblemente pasan a segundo plano acciones tan importantes como el autocuidado, entre los que se encuentra el cuidado de la piel, sin embargo, es importante seguir haciéndolo para evitar la aparición de los efectos secundarios cutáneos que pueden provocar los tratamientos médicos tan necesarios en la lucha contra la enfermedad.
Los tratamientos previos al inicio de las terapias médicas se encargan de limpiar en profundidad la piel para evitar la sobrecarga de toxinas a la que se verá sometida debido a la medicación.
La segunda función de estos tratamientos pasa por una hidratación intensiva de manera que quede fortalecida para minimizar, en la medida de lo posible la aparición de deshidratación extrema o xerosis así como la de incómodos picores.
Por último, se encargan de fortalecer la barrera protectora de la piel para hacerla más fuerte frente a acciones cotidianas como el vestirnos. La ropa, puede ser considerada una agresión si la piel no está sana, lo que provoca gran incomodidad.
Estos tratamientos pueden realizarse tanto en rostro como en cuerpo.