Piel y Sol
Se acerca el verano, una de las estaciones preferidas del año ya que nos llena de energía y nos invita a salir.
Sin embargo, en cuestión de piel, es una época muy peligrosa ya que de la fotoexposición depende el 70% de nuestro envejecimiento cutáneo debido a las alteraciones que provocan las radiaciones UV.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que el sol es necesario para, entre otras cosas, sintetizar vitamina D y fijar el calcio a los huesos, de manera que evitemos la osteoporosis entonces ¿dónde encontrar el equilibrio?
El mejor modo es empleando la protección solar. Las nuevas protecciones solares existentes en el mercado, no solo protegen de los rayos UVA y UVB, también lo hacen de los IR y de la HEVS (la llamada luz azul). Además, cada vez más casas cosméticas optan por cuidar la piel y por cuidar el medio ambiente con filtros biodegradables.
En cuanto a los filtros que podemos encontrar en el mercado, los podemos dividir en tres: físicos, químicos y biológicos. Pero ¿cómo son cada uno y cuándo se recomiendan?:
- Filtros físicos: Actúan como una pantalla reflectora haciendo que la radiación solar rebote sobre la piel, son una especie de escudo. Los más conocidos son el óxido de zinc y el de hierro, el caolín o el dióxido de titanio. Estos filtros se recomiendan en pieles alérgicas y en pieles reactivas, también cuando existen lesiones y/o cicatrices y para quienes se han sometido a tratamientos de láser o peeling químico recientemente. Por sus características, también son los más recomendados en niños, aunque estos deben reducir al máximo la exposición solar.
- Filtros químicos: Se encargan de absorber las radiaciones modificándolas y minimizando su impacto. Su aplicación suele ser más fácil ya que son filtros de textura fluida. Son los que hay que aplicar entre 20 y 30 minutos antes de la exposición solar. Son filtros recomendados en pieles sanas que no tengan ninguna de las alteraciones anteriormente mencionadas.
- Filtros biológicos: Realmente no son filtros solares como tal sino antioxidantes que actúan junto a los filtros físicos y químicos para evitar la formación de radicales libres y potenciar el sistema inmunológico. Los más conocidos y empleados son la vitamina C y E. No están recomendados por sí solos en ningún tipo de piel.
Una vez tenemos claro qué tipo de filtro debemos buscar según nuestra necesidad cutánea, vamos a conocer cómo actúa cada tipo de radiación en la piel, así seremos realmente consciente de la necesidad de la fotoprotección:
- Radiación UVA: Se relaciona con el envejecimiento prematuro y también con los procesos cancerosos de la piel. Son capaces de penetrar hasta la dermis.
- Radiación UVB: Es la que provoca eritema y quemaduras y junto con la anterior, también participa en la formación de cáncer cutáneo. Se quedan en la epidermis, la capa más superficial de la piel.
- Radiación UVC: Daña el ADN celular por lo que favorece la aparición del cáncer. Esta radiación es bloqueada por la capa de ozono.
- Radiación Infrarroja (IR): Son los que provocan el aumento de temperatura de la piel y a nivel interno: pérdida de colágeno y elastina, por tanto acelera el envejecimiento y daño indirecto al ADN celular.
- HEVS o luz azul: esta luz no solo procede del sol, también procede de las pantallas de dispositivos digitales (móvil, tablet, ordenador, etc). Es la que más favorece la aparición de manchas.
No te cuento nada nuevo si te digo que el tan deseado bronceado es un mecanismo de defensa de la piel frente a la radiación solar. Pero lo que quizás no sepas es que este sistema de protección llega a agotarse y, si no se emplea la protección solar de manera tópica a través de la cosmética, puede llegar a haber mutaciones en el ADN celular que deriven en cáncer de piel.
Por tanto, el mejor consejo que te puedo dar desde Innixi, tu espacio personal, es que emplees protección solar de amplio espectro, es decir, que cubra todas estos tipos de radiación. Pero tu protección solar no solo debe protegerte, debes asegurarte de que tenga una gran acción antioxidante que neutralice los radicales libres generados por la radiación solar y de que contenga activos que reparen el daño solar.
En estos años, además de la evolución que han tenido los protectores solares también han aparecido en el mercado otros productos que pueden ayudar a preparar tu piel para la exposición solar, son los conocidos como aceleradores del bronceado que pueden encontrar para emplear tanto por vía tópica como por vía oral. Estos cosméticos que se encargan de aumentar la producción de melanina en la piel para que, ante la exposición solar, contemos con este sistema de protección lo antes posible. No tienen color, por lo que no debes confundirlos con los autobronceadores.
Por supuesto también es recomendable seguir una serie de pautas que minimicen la exposición solar, sin olvidar que la piel tiene memoria y debemos protegernos desde niños:
- No tomar el sol entre las 11h y las 17h, horas de máxima incidencia de la radiación solar.
- Vestir con ropa cubriente en brazos y piernas. Si tienes una piel especialmente clara, lo ideal es buscar prendas que filtren la radiación solar.
- Emplear gorros y sombreros que protejan zonas como la cara, la cabeza, las orejas y el cuello.
- Usar gafas de sol que bloqueen la radiación UVA y UVB.
- Aplicar filtro solar de amplio espectro, en cantidad suficiente y reaplicar como mínimo cada dos horas, antes en caso de practicar deporte o de baños prolongados.
- Evita la exposición solar si tomas medicamentos fotosensibilizantes: salicilanilidas, antibióticos, sulfamidas, antihistamínicos o anticonceptivos entre otros.
Para cualquier duda contacta conmigo a través de info@innixi.es estaré encantada de ayudarte.